Conoces a tu pareja, la disfrutas, la sientes, todo es genial, nada te molesta y finalmente a los pocos días de conocerla uno de los dos propone algo que conoce un abogado de divorcios en Gijón, irse a vivir juntos. Sin saberlo, tal vez ese sea el primer paso hacia una ruptura. Utilizando un término futbolístico, el divorcio a lo mejor se ha puesto a calentar, tal vez acabas de pulsar el botón de la cuenta atrás hacia una disputa, tal vez pases a engordar una estadística asombrosa.

Y es que, según estudios recientes, las parejas que vivieron juntas antes del matrimonio presentan una tasa de divorcio del 80 % superior al de las parejas que eligieron esperar a compartir su vida dentro del matrimonio. ¿Te sorprende? Pues, aunque no lo creas, existe una explicación, y es que ese mismo estudio indagó en la causa de tan apabullante estadística llegando a la conclusión de que las personas que han convivido sin el vínculo matrimonial no sienten un compromiso tan fuerte hacia el matrimonio como las que estrenan convivencia formalmente con el matrimonio.

Incluso el mismo estudio que un buen abogado de divorcios en Gijón conoce hurga en la herida del termómetro de la felicidad, sacando una conclusión tal vez dolorosa y es que, siempre según el estudio, las parejas que han convivido juntas extramatrimonialmente son más propensas a vivir episodios de infelicidad entre ellas que las que empezaron la aventura de la convivencia con el matrimonio.

Hay varias hipótesis que buscan dar explicación a este curioso fenómeno, pero lo que sí es seguro es que tanto convivir previamente al matrimonio como casarse para convivir requieren una conversación previa a corazón abierto en la que más que intentar evitar engañar a la pareja debemos intentar no hacerlo a nosotros mismos.

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